Si has llegado hasta aquí, seguramente ya has notado algo raro. Tu hijo se pega a la tele, entorna los ojos, se queja de dolor de cabeza o le has oído decir eso de «es que mi hijo no ve bien de lejos» y te has quedado con la duda
No es paranoia, es instinto. Y viene muy bien para detectar a tiempo si hay un problema visual. Vamos a reordenar todas esas señales para que sepas cuándo preocuparte, cuándo observar un poco más y cuándo pedir una revisión.
Qué es normal y qué no en la vista de un niño
Los niños no te van a decir “creo que tengo miopía”. Simplemente se adaptan. Se acercan, giran la cabeza, copian al compañero… y tiran hacia delante como si nada.
También hay comportamientos que, de forma puntual, son bastante normales. Por ejemplo, un día se pega a la tele porque está emocionado con un dibujo, otro día se acerca mucho a un cuento porque quiere ver mejor los detalles, o parpadea más después de varias horas de tablet.
La clave está en hacerte esta pregunta, ¿Esto pasa de vez en cuando o lo veo todos los días?
Cuando un gesto se repite en diferentes momentos del día y, además, aparece con otras cosas (dolor de cabeza, cansancio, dificultad en clase…), entonces sí tiene sentido pensar que quizá no ve del todo bien.
No se trata de vivir buscando síntomas por todas partes, sino de reconocer patrones que se repiten.
Señales según la edad de que tu hijo puede necesitar gafas
La forma de sospechar un problema visual no es la misma en un bebé que en un niño de primaria o en una preadolescente.
En los primeros meses de vida todo es más sutil. No vas a ver a tu bebé quejándose de la pizarra, así que los indicios son otros.
- Pasados unos meses, no sigue bien con la mirada los juguetes o tu cara cuando te mueves.
- Parece que se queda “perdido” cuando acercas un objeto o tu rostro.
- Gira siempre la cabeza hacia el mismo lado para mirar.
- Un ojo se desvía con frecuencia hacia dentro o hacia fuera.
Son detalles pequeños, pero tú los ves porque le miras cada día. Si llevas un tiempo con la duda porque varias de estas cosas encajan con lo que ves en casa, lo razonable es comentarlo con el pediatra y valorar una revisión visual. No es para asustarse, es para salir de dudas pronto.
Cómo saber si mi hijo necesita gafas en infantil y primaria
Aquí ya se nota en gestos cotidianos. Tu hijo se acerca mucho a los cuentos, a los deberes o a los dibujos, entorna los ojos cuando mira la tele o la pizarra, llega al final del día con los ojos cansados o se queja de dolor de cabeza después de leer o escribir.
Lo normal es que no lo sepan conscientemente pero si hacen esto puede ser porque no ven bien:
- Piden sentarse más cerca del a tele.
- En clase intenta ponerse en las primeras filas.
- Parece que se distrae más en tareas que implican leer o copiar de lejos.
Muchas veces no te dice “mamá, veo borroso”, pero su forma de colocarse, de acercarse a las cosas y su cansancio al final del día ya te dan pistas
Cómo saber si mi hija necesita lentes en la preadolescencia
En la preadolescencia el tema se complica un poco más porque entran en juego las emociones. Mientras que tu te preguntas si tu hija necesita gafas o una revisión ocular, al mismo tiempo, ella puede empezar a preocuparse por la estética o lo que dirán sus compañeros.
A diferencia de las anteriores, en esta etapa muchos chicos y chicas ya verbalizan lo que les pasa, aunque no siempre. Puedes oír cosas como que desde atrás no ven bien la pizarra, que las letras se ven borrosas de lejos o que viendo una serie les cuesta leer los subtítulos.
Aquí viene bien hablar con calma, sin dramatizar. Escuchar lo que cuenta, explicarle que una revisión no compromete a nada y que, si al final necesita gafas, es una herramienta para que vea bien, no algo que le reste.
Comportamientos típicos que suelen levantar sospechas.
Además de la edad, hay comportamientos muy concretos que casi siempre encienden la alarma de los padres, porque se ven a simple vista en casa.
Cuando dices «mi hijo no ve bien de lejos»
Esta frase suele ir muy ligada a la miopía. Tu hijo ve razonablemente bien de cerca, pero de lejos empieza a tener problemas. Lo notas en cosas muy concretas:
- Se acerca demasiado a la tele o a la pantalla del ordenador.
- Entorna los ojos para ver carteles en la calle, matrículas, la pizarra del cole…
- Cuando tiene que leer algo que está a una distancia no muy alejada, tiene más dificultades que cuando lee algo que tiene a mano.
La miopía es muy frecuente hoy, y no tiene por qué ser dramática, pero sí conviene detectarla pronto, sobre todo si se combina con muchas horas de pantalla y poco tiempo al aire libre. Cuanto antes se sepa qué graduación tiene, antes se puede actuar.
Cuando piensas «mi hijo parpadea mucho cuando ve el móvil»
Otro motivo típico de preocupación son las pantallas. No es raro que una madre note que mi hijo parpadea mucho cuando ve el móvil o que se pregunte por qué parpadea mucho cuando ve la tele, sobre todo si pasa largos ratos con ellas.
Aquí pueden estar pasando varias cosas a la vez. Por un lado, las pantallas a corta distancia y durante mucho tiempo favorecen la fatiga visual y la sequedad del ojo, y eso hace que el niño parpadee más para intentar aliviar la sensación. Por otro, puede existir alguna alergia, irritación leve o incluso un pequeño tic nervioso, sobre todo en épocas de estrés o cansancio.
Las señales que merecen un poco más de atención son:
- El parpadeo es muy intenso y casi continuo.
- Va acompañado de ojo rojo, picor, lagrimeo o quejas de visión borrosa.
- Ves otros gestos raros, como fruncir mucho el ceño o forzar el cuello para ver.
En estos casos, una revisión ayuda a saber si es solo cansancio por pantallas o si hay un problema de base que merece tratamiento.
Cuándo NO conviene seguir esperando
No hace falta correr por cualquier detalle, pero hay señales que, si se repiten, piden acción.
Por ejemplo:
- Tropieza más de lo normal o calcula mal las distancias en juegos y vida cotidiana.
- Se tapa un ojo o gira mucho la cabeza para ver mejor.
- Necesita pegarse demasiado a libros, cuadernos o pantallas casi todos los días.
- Se queja a menudo de dolores de cabeza, sobre todo al final de la jornada o después de leer.
- Un ojo se desvía de forma clara hacia dentro o hacia fuera, aunque sea solo a ratos.
- El rendimiento escolar baja sin una razón clara y los problemas aparecen sobre todo en lectura y escritura.
Cuando varias de estas cosas coinciden, la revisión visual deja de ser “ya iremos” y pasa a ser una buena idea a corto plazo. Es la forma de evitar que un problema pequeño se convierta en algo mayor con el tiempo.
Preguntas frecuentes que suelen hacer las madres y los padres
¿A qué edad es recomendable la primera revisión?
Hay niños que se revisan entre los 3 y 4 años, y otros antes si los padres o el pediatra detectan algo llamativo. Si tú ya llevas un tiempo con dudas, no hace falta esperar a una edad concreta. Pide cita y ya está. Si todo sale bien, te quedas tranquila; si hay algo, lo has pillado pronto.
Si empiezan con gafas, ¿se les va a estropear más la vista?
Es una idea muy extendida, pero no es cierta. Las gafas no estropean la vista. Lo que hacen es ayudar a que vea nítido y, en algunos casos, a que el ojo se desarrolle mejor. Lo que sí puede empeorar las cosas es que pase años viendo borroso, forzando la vista sin corrección.
¿Puede hacer deporte si lleva gafas?
Sí. Hoy en día hay monturas muy resistentes y ligeras pensadas para niños que no paran quietos. Según el deporte, se puede estudiar también alguna alternativa, pero el mensaje importante es que llevar gafas no es incompatible con correr, saltar, nadar o jugar al fútbol.
¿Las pantallas son malas para sus ojos?
El problema no es que haya pantallas, sino cuánto y cómo se usan. Muchas horas seguidas a corta distancia, sin descansos, sí favorecen fatiga, sequedad ocular y pueden contribuir a que la miopía avance más rápido en niños y adolescentes.
¿Cuándo tiene sentido pedir una revisión de vista para tu hijo?
Si te reconoces en varias de las situaciones que hemos comentado o si llevas tiempo pensando en si tu hijo necesita gafas, el siguiente paso lógico es salir de dudas.
No se trata de alarmarte, sino de comprobar cómo está realmente la vista de tu hijo con una revisión.
En Óptica Mar podemos revisar la vista del peque con calma, explicarte los resultados de forma sencilla y, si hace falta, ayudarte a elegir la mejor solución para vuestra situación. Y si todo está bien, mejor aún, te vas a casa con la tranquilidad de saberlo, no con la incertidumbre.
